jueves, 23 de febrero de 2012

Declaración de los derechos del trabajador

¡Resulta claro a la vista que los derechos laborales reconocidos, legitimados y defendidos por el peronismo fueron la legislación laboral más avanzada y justa del mundo en su época! Favio lo homenajea a la perfección.

jueves, 16 de febrero de 2012

Segunda Declaración de La Habana

Un documento que después de 50 años sigue manteniendo vigencia al igual que su autor.
Segunda Declaración de La Habana
[Discurso: Texto completo]
Fidel Castro Ruz
Vísperas de su muerte, en carta inconclusa porque una bala española le atravesó el corazón el 18 de mayo de 1895, José Martí, Apóstol de nuestra independencia, escribió a su amigo Manuel Mercado: «Ya puedo escribir... ya estoy todos los días en peligro de dar mi vida por mi país y por mi deber..., de impedir a tiempo con la independencia de Cuba que se extiendan por las Antillas los Estados Unidos y caigan, con esa fuerza más, sobre nuestras tierras de América. Cuanto hice hasta hoy, y haré, es para eso...
»Las mismas obligaciones menores y públicas de los pueblos... más vitalmente interesados en impedir que en Cuba se abra, por la anexión de los Imperialistas... el camino que se ha de cegar, y con nuestra sangre estamos cegando, de la anexión de los pueblos de nuestra América, al Norte revuelto y brutal que los desprecia –les habían impedido la adhesión ostensible y ayuda patente a este sacrificio, que se hace en bien inmediato y de ellos.
»Viví en el monstruo, y le conozco las entrañas: –y mi honda es la de David.»
Ya Martí, en 1895, señaló el peligro que se cernía sobre América y llamó al imperialismo por su nombre: Imperialismo. A los pueblos de América advirtió que ellos estaban más que nadie interesados en que Cuba no sucumbiera a la codicia yanqui despreciadora de los pueblos latinoamericanos.
Y con su propia sangre, vertida por Cuba y por América, rubricó las póstumas palabras que en homenaje a su recuerdo el pueblo de Cuba suscribe hoy a la cabeza de esta Declaración.
Han transcurrido sesenta y siete años. Puerto Rico fue convertida en colonia y es todavía colonia saturada de bases militares. Cuba cayó también en las garras del imperialismo. Sus tropas ocuparon nuestro territorio. La Enmienda Platt fue impuesta a nuestra primera Constitución, como cláusula humillante que consagraba el odioso derecho de intervención extranjera. Nuestras riquezas pasaron a sus manos, nuestra historia falseada, nuestra administración y nuestra política moldeada por entero a los intereses de los interventores; la nación sometida a sesenta años de asfixia política, económica y cultural.
Pero Cuba se levantó, Cuba pudo redimirse a sí misma del bastardo tutelaje. Cuba rompió las cadenas que ataban su suerte al imperio opresor, rescató sus riquezas, reivindicó su cultura y desplegó su bandera soberana de Territorio y Pueblo Libre de América.
Ya los Estados Unidos no podrán caer jamás sobre América con la fuerza de Cuba, pero en cambio, dominando a la mayoría de los demás Estados de América Latina, Estados Unidos pretende caer sobre Cuba con la fuerza de América.
¿Qué es la historia de Cuba sino la historia de América Latina? ¿Y qué es la historia de América Latina sino la historia de Asia, África y Oceanía? ¿Y qué es la historia de todos estos pueblos sino la historia de la explotación más despiadada y cruel del imperialismo en el mundo entero?
A fines del siglo pasado y comienzos del presente, un puñado de naciones económicamente desarrolladas habían terminado de repartirse el mundo, sometiendo a su dominio económico y político a las dos terceras partes de la humanidad, que, de esta forma, se vio obligada a trabajar para las clases dominantes del grupo de países de economía capitalista desarrollada.
Las circunstancias históricas que permitieron a ciertos países europeos y a los Estados Unidos de Norteamérica un alto nivel de desarrollo industrial, los situó en posición de poder someter a su dominio y explotación al resto del mundo.
¿Qué móviles impulsaron esa expansión de las potencias industrializadas? ¿Fueron razones de tipo moral, «civilizadoras», como ellos alegaban? No: fueron razones de tipo económico.
Desde el descubrimiento de América, que lanzó a los conquistadores europeos a través de los mares a ocupar y explotar las tierras y los habitantes de otros continentes, el afán de riqueza fue el móvil fundamental de su conducta. El propio descubrimiento de América se realizó en busca de rutas más cortas hacia el Oriente, cuyas mercaderías eran altamente pagadas en Europa.
Una nueva clase social, los comerciantes y los productores de artículos manufacturados para el comercio, surge del seno de la sociedad feudal de señores y siervos en las postrimerías de la Edad Media.
La sed de oro fue el resorte que movió los esfuerzos de esa nueva clase. El afán de ganancia fue el incentivo de su conducta a través de su historia. Con el desarrollo de la industria manufacturera y el comercio fue creciendo su influencia social. Las nuevas fuerzas productivas que se desarrollaban en el seno de la sociedad feudal chocaban cada vez más con las relaciones de servidumbre propias del feudalismo, sus leyes, sus instituciones, su filosofía, su moral, su arte y su ideología política.
Nuevas ideas filosóficas y políticas, nuevos conceptos del derecho y del Estado fueron proclamados por los representantes intelectuales de la clase burguesa, los que por responder a las nuevas necesidades de la vida social, poco a poco se hicieron conciencia en las masas explotadas. Eran entonces ideas revolucionarias frente a las ideas caducas de la sociedad feudal. Los campesinos, los artesanos y los obreros de las manufacturas, encabezados por la burguesía, echaron por tierra el orden feudal, su filosofía, sus ideas, sus instituciones, sus leyes y los privilegios de la clase dominante, es decir, la nobleza hereditaria.
Entonces la burguesía, consideraba justa y necesaria la revolución. No pensaba que el orden feudal podía y debía ser eterno, como piensa ahora de su orden social capitalista. Alentaba a los campesinos a librarse de la servidumbre feudal, alentaba a los artesanos contra las relaciones gremiales y reclamaba el derecho al poder político. Los monarcas absolutos, la nobleza y el alto clero defendían tenazmente sus privilegios de clase, proclamando el derecho divino de la corona y la intangibilidad del orden social. Ser liberal, proclamar las ideas de Voltaire, Diderot, Juan Jacobo Rousseau, portavoces de la filosofía burguesa, constituía entonces para las clases dominantes un delito tan grave como es hoy para la burguesía ser socialista y proclamar las ideas de Marx, Engels y Lenin.
Cuando la burguesía conquistó el poder político y estableció sobre las ruinas de la sociedad feudal su modo capitalista de producción, sobre ese modo de producción erigió su estado, sus leyes, sus ideas e instituciones. Esas instituciones consagraban en primer término la esencia de su dominación de clase: la propiedad privada. La nueva sociedad basada en la propiedad privada sobre los medios de producción y en la libre competencia quedó así dividida en dos clases fundamentales: una poseedora de los medios de producción, cada vez más modernos y eficientes; la otra, desprovista de toda riqueza, poseedora sólo de su fuerza de trabajo, obligada a venderla en el mercado como una mercancía más para poder subsistir.
Rotas las trabas del feudalismo, las fuerzas productivas se desarrollaron extraordinariamente. Surgieron las grandes fábricas, donde se acumulaba un número cada vez mayor de obreros.
Las fábricas más modernas y técnicamente eficientes iban desplazando del mercado a los competidores menos eficaces. El costo de los equipos industriales se hacía cada vez mayor; era necesario acumular cada vez sumas superiores de capital. Una parte importante de la producción se fue acumulando en número menor de manos. Surgieron así las grandes empresas capitalistas y más adelante las asociaciones de grandes empresas a través de carteles, sindicatos, «trusts» y consorcios, según el grado y el carácter de la asociación, controlados por los poseedores de la mayoría de las acciones, es decir, por los más poderosos caballeros de la industria. seguir leyendo

Ecofascismo

ECOFASCISMO: LAS INTERNACIONALES ECOLOGISTAS Y LAS SOBERANÍAS NACIONALES


Escrito por Mario Codoni   
Continuando con la investigación sobre las internacionales ecologistas dimos con un libro, cuya lectura recomendamos, titulado: “Ecofascismo: Las internacionales ecologistas y las soberanías nacionales” de Jorge Orduna. El autor es un periodista y ensayista argentino que reside actualmente en las afueras de la ciudad de Mendoza desde donde colabora con varios medios nacionales e internacionales publicando investigaciones periodísticas.

Las sociedades de eugenesia
Según la investigación del autor, es aquí donde encontramos las raíces de lo que hoy conocemos como ONGs ambientalistas. La expresión eugenesia quiere decir “buen nacimiento” y fue creada por un primo de Darwin, Francis Galton. “Sus partidarios se basan en la idea de que la población tiende a crecer más rápidamente que los medios para solventarla. Esto genera una lucha por esos medios donde sobreviven los más aptos (…) Se genera así una división entre los seres humanos, donde hay inferiores (los menos adaptados) y superiores (los que han venido durante generaciones heredando y ampliando su superioridad)”. El autor plantea que, a partir de esta ideología, el colonialismo británico encuentra tempranamente la forma de justificar su dominación sobre otros pueblos.

La conclusión a la que llegaban los eugenicistas es sencilla: si la población crece más rápido que los recursos para solventarla es necesario impedir el crecimiento de la misma. “Esta concepción de sectores poblacionales como inútiles consumidores de recursos que perjudican a     ‘la sociedad’ es el elemento que desde el origen sirvió de nexo entre las ideas antipoblación y las ecologistas” dice Orduna.

Numerosos partidarios de la eugenesia se unieron a grandes empresarios y a aristócratas imperiales para la fundación de distintas organizaciones relacionadas con la protección de la flora y la fauna. Rockefeller, Davenport y Grant son solo algunos de ellos. También se suman algunos científicos como Ernst Haeckel considerado como el creador del concepto moderno de ecología y al mismo tiempo uno de los principales teóricos del nazismo.

martes, 31 de enero de 2012

SOBRE LA NATURALEZA DE CLASE DE LOS QUE CONDUCEN LA CRISIS A ESCALA MUNDIAL en Revista Integración Nacional

SOBRE LA NATURALEZA DE CLASE DE LOS QUE CONDUCEN LA CRISIS A ESCALA MUNDIAL
Escrito por Leandro Fontán   
Si buscas resultados distintos, no hagas siempre lo mismo.”
A. Einstein

En un documental que ha adquirido cierta popularidad en las capas medias argentinas últimamente (llamado Zeitgeist) se atribuye la responsabilidad de grandes males que ha sufrido y sufre la humanidad a la conspiración llevada a cabo por un reducido grupo de hombres ricos.


El documental es interesante, pero la idea de los realizadores es incompleta ya que eliminan del análisis el conflicto de clases sociales en donde encontramos clases dominantes y por supuesto clases dominadas; países centrales y países periféricos; etc. por ende la lucha política se diluye en este video. Razonando como ellos la solución a todos nuestros problemas sería simplemente la eliminación de estos conspiradores. Es sabido que las clases sociales reemplazan a sus conductores, por ende esta tarea sería en vano. Además la conspiración es un elemento que poseen las clases dominantes en el mundo para conseguir sus objetivos, pero no el único.


Quiénes conducen
Uno de los males actuales es la llamada crisis del sistema rentístico financiero que se desató con la crisis de las hipotecas y se profundizó con el problema de las deudas soberanas de los Estados. Las clases que conducen actualmente la crisis son las mismas que la originaron. Denominados por Samir Amin (1) como la alta burguesía de los países centrales (con sus aliados de los países periféricos) que ejercen su dominio a través de los “cinco monopolios”. Estos son:

  1. Los monopolios que operan en el ámbito del control de los flujos financieros de envergadura mundial (el segmento más mundializado del capital).
  2. Los monopolios de los que se benefician los centros contemporáneos en el terreno de la tecnología.
  3. Los monopolios que operan en el acceso a los recursos naturales del planeta.
  4. Los monopolios que operan en los campos de la comunicación y los medios.
  5. Los monopolios que operan en el terreno de los armamentos de destrucción masiva.

martes, 10 de enero de 2012

LA MARCHA HACIA EL ABISMO. Por Fidel Castro

LA MARCHA HACIA EL ABISMO
Escrito por Fidel Castro Ruz   

No es cuestión de optimismo o pesimismo, saber o ignorar cosas elementales, ser responsables o no de los acontecimientos. Los que pretenden considerarse políticos debieran ser lanzados al basurero de la historia cuando, como es norma, en esa actividad ignoran todo o casi todo lo que se relaciona con ella.

No hablo por supuesto de los que a lo largo de varios milenios convirtieron los asuntos públicos en instrumentos de poder y riquezas para las clases privilegiadas, actividad en la que verdaderos récords de crueldad han sido impuestos durante los últimos ocho o diez mil años sobre los que se tienen vestigios ciertos de la conducta social de nuestra especie, cuya existencia como seres pensantes, según los científicos, apenas rebasa los 180 mil años.

martes, 20 de diciembre de 2011

A diez años del Estallido

ESTALLIDO DEL MODELO ECONÓMICO E IMPLOSIÓN DEL SISTEMA POLÍTICO
Escrito por La Redacción   
Este trabajo ha sido realizado por el Dr. Mauro Aguirre con el objeto de ser expuesto en el Congreso Nacional de Ciencia Política, en Rosario, durante los días de Octubre de 2002.-

Creemos que es necesario su repaso para tratar de encontrar las respuestas de aquellos días oscuros del 19 y 20 de diciembre de 2001.

Leer el documento en www.mauroaguirre.com.ar 

A diez años del Estallido

2001
Escrito por La Redacción de la Revista Integración Nacional  
2001. Odisea en el espacio se llamó el film que imaginaba aventuras extraplanetarias emprendidas por una sociedad humana supertecnológica. Pero cuando llegó el año 2001 tal sociedad no existía y no tuvo lugar ninguna aventura espacial.

Por el contrario, el mundo entró a una nueva era de conflictos, tanto sociales como entre las potencias dominantes y los países dominados.

Pocos meses antes, Europa y EE.UU. vivían una nueva belle epoquehacía no tantos años que se había desintegrado la Unión Soviética y desplomado los regímenes comunistas del Este. Ahora los magnates rusos eran las figuras del triunfo del capitalismo en el país de Lenin. En tanto, el petróleo árabe, venezolano o africano abastecía a bajo costo a los enormes automóviles de los opulentos yanquis.

Además, los movimientos nacionales latinoamericanos, como el peronismo, habían sido derrotados, en la mayoría de los casos, por golpes cívico militares de banqueros o exportadores, que asesinaron masivamente e instauraron un Nuevo Orden rentístico financiero que los sucesivos gobiernos de las “democracias de baja intensidad” administraron tranquilamente.

El continente bolivariano no presentaba problemas para Wall Street: desde 1982, con la reocupación de las Malvinas por parte de la Flota de Su Majestad y su aliado yanqui, América Latina había sido domesticada: los gobiernos pagaban puntualmente su descomunal deuda externa, remataban su patrimonio nacional, consolidaban a los multimedios y solicitaban de manera habitual los servicios del mercado internacional de capitales.

En el resto del mundo, central y periférico, parecía que el triunfo de la “corporatocracia” era completo y definitivo.

Pero había signos de tormenta. Ya en 1994, 1997, 1998, 2000 brotaron crisis financieras. El agotamiento de los recursos no renovables y la voracidad del capital financiero pusieron fin a la vida descansada de esa parte privilegiada del globo. Luego de romper con sus antiguos socios de Al Qaeda y de los célebres atentados perpetrados por éstos, el presidente Bush comenzaba una nueva era de rapiña desesperada de hidrocarburos, que siguió luego por Iraq y que ha continuado su sucesor, el Premio Nobel de la Paz, Obama.

Al mismo tiempo, en la Argentina, el sistema económico implementado por Martínez de Hoz, y administrado por Cavallo en tres gobiernos distintos, de facto o de iure, así como por los demás Ministros educados en Chicago y sus compinches de la partidocracia menemista, delarruista o “progresista”, estallaba en mil pedazos.

¿Qué había ocurrido? El Plan de Convertibilidad completó la recolonización del país. Sin industria no había producción y los niveles de consumo popular se desmoronaron. Basta recordar aquellos días: las calles del centro mendocino, con sus locales cerrados y la multitud de subempleados y desocupados que se agolpaban repitiendo escenas de la “Década Infame”.

Los dólares se importaban vía créditos internacionales. El servicio de la colosal deuda externa absorbía las energías del país exhausto. Las grandes empresas del Estado, imprescindibles para la modernidad, como YPF, habían sido enajenadas a la “oligarquía diversificada” y luego al capital foráneo. Los pocos trabajadores que aún tenían empleo registrado, veían que su salario apenas les proveía de sustento. En tanto, frente a los supermercados se congregaban grupos de desesperados que no tardaría en pasar a la acción.

Pero la Casa Rosada estaba ocupada por un nervioso tecnócrata que dirigía la Economía e imponía el corralito financiero. Del imbécil procesalista que ganó las elecciones presidenciales sólo perduraba una torpe sombra: era un viejito estúpido perdido entre los estudios de TV, que sólo saldría de su pusilanimidad al modo de los cobardes: por un instante, amparado en la fuerza bruta, decretó el estado de sitio y se convirtió en responsable político de una treintena de asesinatos. Pero no pudo evitar huir en helicóptero del poder y de la vida política. Abajo, la histórica Plaza y la calle ardían. Trabajadores convocados por la CGT, desempleados, ahorristas enardecidos, todos, se levantaron y lo expulsaron.


De esta manera estallaba la crisis, como sucede siempre, primero en la periferia. Luego llega al centro del sistema. La corporatocracia internacional que monopoliza la producción y comercialización de alimentos empujó en 2011 a los pueblos árabes al umbral del hambre. La respuesta fue la rebelión contra los regímenes autoritarios vendidos al interés euroyanqui: Túnez, Egipto. La lógica del saqueo es indetenible, y los bandidos aprovecharon los tumultos; la CIA y los comandos secretos británicos improvisaron un levantamiento que concluyó con el ciclo de Kadafhi en Libia; al día siguiente, los “rebeldes” firmaban jugosos contratos petroleros y de reconstrucción, como en Iraq.

Hoy la crisis llegó a la Unión Europea: Grecia, España, Portugal, Irlanda parecen la Argentina de Fernando De la Rúa: las cifras de desempleo, pobreza e indigencia, así como de evaporación de la soberanía y gobierno tecnocrático de representantes de las grandes corporaciones financieras con complicidad de sus cómplices de la dirigencia política, de “centroderecha” o de “izquierda” socialdemócrata, refuerzan el parecido.

Alemania y Francia ajustan el cinturón de sus poblaciones y esquilman a sus vasallos de la eurozona. Europa se agita bajo el auge de los “Indignados”. Gran Bretaña reprime a cientos de miles de manifestantes contra el ajuste. En EE.UU.,  ocupan Wall Street y son reprimidos sin contemplaciones por las fuerzas policiales, bajo a extraviada mirada de los burlescos “brokers” que beben champán ante la muchedumbre, devorados “por el miedo y la ambición”. Entre tanto, en Grecia los suicidios aumentan el 40% en los primeros cinco meses de 2011.

Ahora, las metrópolis arruinadas y los bancos, que fueron salvados por sus Estados, necesitan hacer pagar la crisis a la sufrida periferia. Las invasiones y tropelías de la OTAN, las provocaciones petro-ecológistas de la Corona británica en Malvinas y la desesperada carrera para apropiarse de riquezas nacionales y succionar nuestros capitales son la demostración.

Pero América Latina se sobrepuso y con nuestro país, único y diferente porque por él pasó el peronismo, le llevamos diez años de ventaja. Hace menos de una década que en las repúblicas suramericanas los gabinetes “neoliberales” fueron reemplazados por dirigentes que defendieron la soberanía, la economía autónoma, y la integración continental, como Chávez, Evo Morales, Lula o Kirchner. El caso de la Argentina es actualmente un acreditado ejemplo internacional de cómo resistir al FMI y sus aliados locales.

Hoy, el Viejo Mundo vive su 2001. Nosotros debemos unirnos: los argentinos del campo nacional y los latinoamericanos, para seguir adelante y que la Plaza de Mayo sea la del Bicentenario o la de Octubre, marcando siempre el camino histórico del pueblo de la Nación hacia una sociedad más justa.