martes, 20 de diciembre de 2011

A diez años del Estallido

ESTALLIDO DEL MODELO ECONÓMICO E IMPLOSIÓN DEL SISTEMA POLÍTICO
Escrito por La Redacción   
Este trabajo ha sido realizado por el Dr. Mauro Aguirre con el objeto de ser expuesto en el Congreso Nacional de Ciencia Política, en Rosario, durante los días de Octubre de 2002.-

Creemos que es necesario su repaso para tratar de encontrar las respuestas de aquellos días oscuros del 19 y 20 de diciembre de 2001.

Leer el documento en www.mauroaguirre.com.ar 

A diez años del Estallido

2001
Escrito por La Redacción de la Revista Integración Nacional  
2001. Odisea en el espacio se llamó el film que imaginaba aventuras extraplanetarias emprendidas por una sociedad humana supertecnológica. Pero cuando llegó el año 2001 tal sociedad no existía y no tuvo lugar ninguna aventura espacial.

Por el contrario, el mundo entró a una nueva era de conflictos, tanto sociales como entre las potencias dominantes y los países dominados.

Pocos meses antes, Europa y EE.UU. vivían una nueva belle epoquehacía no tantos años que se había desintegrado la Unión Soviética y desplomado los regímenes comunistas del Este. Ahora los magnates rusos eran las figuras del triunfo del capitalismo en el país de Lenin. En tanto, el petróleo árabe, venezolano o africano abastecía a bajo costo a los enormes automóviles de los opulentos yanquis.

Además, los movimientos nacionales latinoamericanos, como el peronismo, habían sido derrotados, en la mayoría de los casos, por golpes cívico militares de banqueros o exportadores, que asesinaron masivamente e instauraron un Nuevo Orden rentístico financiero que los sucesivos gobiernos de las “democracias de baja intensidad” administraron tranquilamente.

El continente bolivariano no presentaba problemas para Wall Street: desde 1982, con la reocupación de las Malvinas por parte de la Flota de Su Majestad y su aliado yanqui, América Latina había sido domesticada: los gobiernos pagaban puntualmente su descomunal deuda externa, remataban su patrimonio nacional, consolidaban a los multimedios y solicitaban de manera habitual los servicios del mercado internacional de capitales.

En el resto del mundo, central y periférico, parecía que el triunfo de la “corporatocracia” era completo y definitivo.

Pero había signos de tormenta. Ya en 1994, 1997, 1998, 2000 brotaron crisis financieras. El agotamiento de los recursos no renovables y la voracidad del capital financiero pusieron fin a la vida descansada de esa parte privilegiada del globo. Luego de romper con sus antiguos socios de Al Qaeda y de los célebres atentados perpetrados por éstos, el presidente Bush comenzaba una nueva era de rapiña desesperada de hidrocarburos, que siguió luego por Iraq y que ha continuado su sucesor, el Premio Nobel de la Paz, Obama.

Al mismo tiempo, en la Argentina, el sistema económico implementado por Martínez de Hoz, y administrado por Cavallo en tres gobiernos distintos, de facto o de iure, así como por los demás Ministros educados en Chicago y sus compinches de la partidocracia menemista, delarruista o “progresista”, estallaba en mil pedazos.

¿Qué había ocurrido? El Plan de Convertibilidad completó la recolonización del país. Sin industria no había producción y los niveles de consumo popular se desmoronaron. Basta recordar aquellos días: las calles del centro mendocino, con sus locales cerrados y la multitud de subempleados y desocupados que se agolpaban repitiendo escenas de la “Década Infame”.

Los dólares se importaban vía créditos internacionales. El servicio de la colosal deuda externa absorbía las energías del país exhausto. Las grandes empresas del Estado, imprescindibles para la modernidad, como YPF, habían sido enajenadas a la “oligarquía diversificada” y luego al capital foráneo. Los pocos trabajadores que aún tenían empleo registrado, veían que su salario apenas les proveía de sustento. En tanto, frente a los supermercados se congregaban grupos de desesperados que no tardaría en pasar a la acción.

Pero la Casa Rosada estaba ocupada por un nervioso tecnócrata que dirigía la Economía e imponía el corralito financiero. Del imbécil procesalista que ganó las elecciones presidenciales sólo perduraba una torpe sombra: era un viejito estúpido perdido entre los estudios de TV, que sólo saldría de su pusilanimidad al modo de los cobardes: por un instante, amparado en la fuerza bruta, decretó el estado de sitio y se convirtió en responsable político de una treintena de asesinatos. Pero no pudo evitar huir en helicóptero del poder y de la vida política. Abajo, la histórica Plaza y la calle ardían. Trabajadores convocados por la CGT, desempleados, ahorristas enardecidos, todos, se levantaron y lo expulsaron.


De esta manera estallaba la crisis, como sucede siempre, primero en la periferia. Luego llega al centro del sistema. La corporatocracia internacional que monopoliza la producción y comercialización de alimentos empujó en 2011 a los pueblos árabes al umbral del hambre. La respuesta fue la rebelión contra los regímenes autoritarios vendidos al interés euroyanqui: Túnez, Egipto. La lógica del saqueo es indetenible, y los bandidos aprovecharon los tumultos; la CIA y los comandos secretos británicos improvisaron un levantamiento que concluyó con el ciclo de Kadafhi en Libia; al día siguiente, los “rebeldes” firmaban jugosos contratos petroleros y de reconstrucción, como en Iraq.

Hoy la crisis llegó a la Unión Europea: Grecia, España, Portugal, Irlanda parecen la Argentina de Fernando De la Rúa: las cifras de desempleo, pobreza e indigencia, así como de evaporación de la soberanía y gobierno tecnocrático de representantes de las grandes corporaciones financieras con complicidad de sus cómplices de la dirigencia política, de “centroderecha” o de “izquierda” socialdemócrata, refuerzan el parecido.

Alemania y Francia ajustan el cinturón de sus poblaciones y esquilman a sus vasallos de la eurozona. Europa se agita bajo el auge de los “Indignados”. Gran Bretaña reprime a cientos de miles de manifestantes contra el ajuste. En EE.UU.,  ocupan Wall Street y son reprimidos sin contemplaciones por las fuerzas policiales, bajo a extraviada mirada de los burlescos “brokers” que beben champán ante la muchedumbre, devorados “por el miedo y la ambición”. Entre tanto, en Grecia los suicidios aumentan el 40% en los primeros cinco meses de 2011.

Ahora, las metrópolis arruinadas y los bancos, que fueron salvados por sus Estados, necesitan hacer pagar la crisis a la sufrida periferia. Las invasiones y tropelías de la OTAN, las provocaciones petro-ecológistas de la Corona británica en Malvinas y la desesperada carrera para apropiarse de riquezas nacionales y succionar nuestros capitales son la demostración.

Pero América Latina se sobrepuso y con nuestro país, único y diferente porque por él pasó el peronismo, le llevamos diez años de ventaja. Hace menos de una década que en las repúblicas suramericanas los gabinetes “neoliberales” fueron reemplazados por dirigentes que defendieron la soberanía, la economía autónoma, y la integración continental, como Chávez, Evo Morales, Lula o Kirchner. El caso de la Argentina es actualmente un acreditado ejemplo internacional de cómo resistir al FMI y sus aliados locales.

Hoy, el Viejo Mundo vive su 2001. Nosotros debemos unirnos: los argentinos del campo nacional y los latinoamericanos, para seguir adelante y que la Plaza de Mayo sea la del Bicentenario o la de Octubre, marcando siempre el camino histórico del pueblo de la Nación hacia una sociedad más justa.

miércoles, 7 de diciembre de 2011

CURSO AUDIOVISUAL DE PENSAMIENTO POLÍTICO ARGENTINO: CULTURA NACIONAL LATINOAMERICANA Escrito por Mauro Aguirre

La siguiente producción tiene su origen en la Cátedra anual, dividida en dos cursos,  Pensamiento Político Argentino I, y Pensamiento Político Argentino II, a cargo del Dr. Mauro Aguirre, que se ha dictado en la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales de la Universidad Nacional de Cuyo entre los años 2003 a 2010.

VER AUDIVISUAL COMPLETO

lunes, 5 de diciembre de 2011

Instituto de Revisionismo Histórico

LA REACCIÓN LIBERAL
Escrito por La Redacción de la Revista Integración Nacional   
La falsificación (de la historia) ha perseguido precisamente esta finalidad: impedir, a través de la desfiguración del pasado, que los argentinos poseamos la técnica, la aptitud para concebir y realizar una política nacional. Mucha gente no entiende la necesidad del revisionismo porque no comprende que la falsificación de la historia es una política de la historia, destinada a privarnos de experiencia que es la sabiduría madre” (Arturo Jauretche).

El decreto 1880/2011 que lleva las firmas de la presidente Cristina de Kirchner; del jefe de Gabinete, Aníbal Fernández; del ministro de Economía, Amado Boudou y del ministro de Educación, Alberto Sileoni, ha generado una nueva reacción por parte de los herederos de Don Bartolo. El mismo, crea el Instituto Nacional de Revisionismo Histórico Argentino e Iberoamericano Manuel Dorrego, con carácter de organismo desconcentrado, para "el estudio, la ponderación y la enseñanza de la vida y obra de las personalidades de nuestra historia y de la Historia Iberoamericana" y tendrá como objetivo "revisar el lugar y el sentido que les fuera adjudicado por la historia oficial, escrita por los vencedores de las guerras civiles del siglo XIX".


El 28/11 dos notas publicadas por el diario La Nación, una de la redacción del diario y la otra firmada por Beatriz Sarlo, advertían sobre el peligro de la creación de dicho Instituto ya que sería urgido para la instauración de un pensamiento único del pasado”, el cual, “podría ser un centro que irradie su historia a la escuela”, lo que“se convertiría en algo más peligroso”.

Los argumentos de Sarlo, a la sazón vocera del diario fundado en 1870 por Bartolomé Mitre para que resguardara desde la tribuna sus intereses y evitar, falsificando la historia, que se supiera la verdad sobre el baño de sangre que el ilustre porteño realizó en el interior del país con nuestros hermanos gauchos o en Paraguay con la guerra de la Triple Infamia, son los siguientes:

“Hoy, el revisionismo (que no se practica en la universidad, donde se lo estudia cómo se estudian las obras del pasado) es una especie de fósil que vive en el paraíso de los best-sellers”. Debemos aclarar que no se lo estudia porque  ha habido una imposición cultural por parte de los sectores concentrados de la Argentina, evitando conocer nuestro pasado y condenándonos a ser un país agro-exportador que es el destino, que según Mitre y la oligarquía, tenemos como país. Ser la granja de las potencias coloniales, total ellos nos proveerán de manufacturas (léase División Internacional del Trabajo). Sigue;  “Una veta del mercado editorial con novelas buenas y malas, biografías y libros de divulgación más atractivos, sin duda, que las ponencias de los simposios de historiadores”. De esta manera, desprestigia a historiadores de la talla de José María Rosa. Con esa liviandad frívola, malintencionadamente cataloga a grandes revisionistas, quien efectivamente ha usufructuado la “veta del mercado editorial”, sin conocer que estos no escribían para “vender”, sino por la grandeza de la patria. Como decía Jauretche “Lo de ahora no se puede resolver sin primero entender lo de antes”. Sigamos con Sarlo.

“No faltan razones de popularidad: su versión del pasado es simple, con malos y buenos, elites y masas, pueblos y oligarquías enfrentados en una wagneriana guerra prolongada. Todo es fácil de leer. Comparados con una página de Tulio Halperin Donghi (nuestro historiador máximo según las más variadas opiniones), diez libros revisionistas actuales suenan tan sencillos como una canción alpina”.Cabe destacar que es preferible leer los 13 tomos de Historia Argentina de Rosa antes que una sola de las aburridas páginas de Donghi. También aquí, hay un propósito encubierto. La historia oficial, la que nos enseñan en los distintos niveles de educación, no es más que una seguidilla aburrida de hechos históricos desvinculados con fechas y nombres inmutables. De esta naturaleza son los libros del antiperonista Donghi, que planteaba que el peronismo había impuesto la máxima dosis de fascismo posible que la Argentina podía soportar, explicando la realidad Argentina a partir de una categoría europea. Esta versión oficial de la historia fue escrita por los que ganaron en Pavón y condenaron al ostracismo a grandes patriotas como Artigas, Moreno, Monteagudo, entre otros. Pero aún hay más.

“En el decreto del gobierno hay, finalmente, un elemento más peligroso. Desde la transición democrática por lo menos, juzgada por todos los criterios de la disciplina, la historia argentina es de gran nivel. Investiga sectores populares, anarquistas y sindicalistas, movimientos campesinos, mujeres; no hace historia de "grandes hombres", no se ocupa de establecer una tabla de posiciones. Hay historiadores universitarios de todas las tendencias ideológicas, todos responden a las reglas que definen su disciplina. El gobierno pasó por alto esto (…)”. Los historiadores, que responden (¡!) a la disciplina, según Sarlo son: Tulio Halperin Donghi, José Luis Romero, el socialista democrático quien fuera interventor de la Universidad de Buenos Aires durante la Revolución Fusiladora del ’55.

“El Instituto de Doctrina podría convertirse en un rincón arcaico y polvoriento. Pero también podría ser un centro que irradie su "historia" a la escuela. Allí se convertiría en algo más peligroso” concluye esta prestigiosa periodista, alarmada por el hecho de que alumnos  ávidos de comprender su pasado histórico, luego la señalen porque trabaja para el diario fundado por el fratricida autor de “Historia de Belgrano y de la independencia argentina”. Teme que el instituto se convierta en historia oficial.

Celebramos, a pesar del diario “La Nación”, desde RIN la creación del Instituto Nacional de Revisionismo Histórico porque es una deuda pendiente con la memoria y el pasado del pueblo argentino como así también, con la de nuestros próceres que lucharon por la Patria Grande y que fueron rescatados por  grandes pensadores que amaron a su patria, parafraseando a Perón, no por sus vacas y sus campos si no por sus hermanos de Nación.